miércoles, 20 de enero de 2010

¿Cuándo nos disfrazamos?, ¿siempre o de vez en cuando?

Cuando hablamos de disfraces nos viene a la mente Halloween, Carnaval o Navidad quizá.
Pero, ¿nunca habéis pensado si el resto de días vamos disfrazados? Por la mañana o por la noche cuando preparamos la ropa pensamos lo que nos apetece ponernos al día siguiente en función de nuestro estado de ánimo o de lo que vayamos a hacer al día siguiente. O quizás influya el haber visto a otra persona con una prenda que tú tienes y al día siguiente te la pones corriendo.
Quizás vistamos como nos gusta cada día para ir a la calle, al trabajo, al colegio o a la universidad. Pero no en todos los trabajos puedes llevar la ropa que quieras, a veces es necesario un uniforme por ejemplo los policías, los bomberos, los médicos, los cirujanos o los que trabajan en Carrefour. Esto también ocurre en colegios donde es obligatorio llevar uniforme de un color determinado y con una forma determinada y no se puede llevar nada fuera de ese uniforme. En estos casos no llevamos la ropa que queremos, sino que nos disfrazamos. Y no es Navidad, Halloween o Carnaval.

Sobre este tema estuvimos reflexionando en la penúltima clase con Pilar y apuntamos en una pizarra de papel, porque no había tizas, los momentos en los que nos vestíamos de una forma especial, que podemos llamar disfrazarnos, porque no nos vestimos como nos gustaría. Una vez escritas en la pizarra, las escribieron en papelitos que luego metieron en un sombrero y todos, unos por uno, cogimos un papel escrito con un disfraz diferente.



Todas estas fueron las ocasiones que salieron en clase en las que nos vestimos de forma especial. Son ocasiones muy variadas en las que nos vestimos también de formas muy distintas o por razones distintas. Por ejemplo para ir a una boda quizá no tengamos que ir elegantes, nadie lo ha dicho en realidad, pero intentamos ir lo más elegantes posible y por supuesto no usamos la misma ropa que para otra ocasión. Algo parecido ocurre si eres cirujano, este disfraz sí es obligatorio porque es de usar y tirar para cuidar la limpieza en los quirófanos, porque de él depende la vida de personas, aunque tampoco este disfraz se emplea en otras ocasiones.

Con esto quiero decir que unos disfraces son más necesarios que otros. Por ejemplo para ir a nadar, a la playa, a esquiar o a trabajar es necesario llevar una ropa específica.
Y aquellos que no son tan necesarios quizás se mantienen porque son ocasiones especiales en las que es bonito y divertido disfrazarse, por ejemplo en las bodas, en las fiestas del pueblo, para bailar sevillanas, para salir de fiesta, para Halloween o para nochevieja. Son ocasiones especiales, que no se repiten normalmente y que aprovechamos para vestirnos mejor de lo normal, y está bien hacerlo de vez cuando.

Para estas ocasiones está bien disfrazarse pero hay gente que se disfraza para camuflar cómo es, su forma de ser y de vestir. Y lo hacemos porque nos avergonzamos de cómo somos. Este caso se puede comparar con el maquillaje: siempre hemos oído que el maquillaje es una máscara que nos ponemos. Quizá sea verdad, es verdad, nos maquillamos porque no nos gusta e intentamos disimularlo. O puede ser que con el maquillaje intentemos mejorar aquello que no nos gusta o todo lo contrario, resaltar lo que nos gusta.
Lo mismo ocurre con la ropa, como antes he dicho nos disfrazamos para disimular lo que no nos gusta. Pero también puede ser para intentar mejorar aquello que no nos gusta o para resaltar lo que sí nos gusta.

Por ejemplo hay personas que se ven gordas y van siempre de negro, porque siempre se ha dicho que el negro disimula y en cambio les encantaría ponerse ropa de mil colores, pero por vergüenza no lo hacen, porque se avergüenzan de su cuerpo. Para mí eso es un caso de ir disfrazado día a día y quizá sin saberlo. Este es sólo un caso pero habrá muchos más a nuestro alrededor aunque no nos demos cuenta.

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